domingo, 12 de octubre de 2008

COLECTIVO DE LA MEMORIA: Reclamando a la memoria

El colectivo

El colectivo transita las calles que se aligeran y a su vez se hunden en el tráfico de la noche brumosa. Todo ha pasado este día y aun este día ha transcurrido. El hombre mira el mundo que corre al revés, que se le abalanza. Está sentado en un asiento junto a una ventanilla fría, húmeda y olorosa, apenas adelante de la puerta trasera. El chofer de vez en cuando lo mira como pendiente de que en algún momento se pare a tocar el timbre, pendiente de que se duerma y se transforme en un carga somnolienta, un trasto inútil sin rumbo ni destino. Así parece ser todo en esta noche. Todos temen, son todos compañeros. En esa aparente contradicción se deja llevar quien sabe a dónde. Es lo que el chofer sospecha. En una noche como ésta todos se esconden, todos huyen, todos trastabillan. La noche es la única cómoda pasajera, va hacia el día. Si por lo menos supiera dónde queda el mañana, se dice el hombre, piensa que murmura, un instante antes de hundirse en un pesado sueño que lo deja abandonado al bamboleo del colectivo que por milésima vez dobla una esquina en la neblina de un tiempo sin rumbo, a un costado de la historia indeclinable.

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